La cerveza no es una bebida
alcohólica más. Es una bebida que tiene propiedades medicinales, es decir, su
consumo hace a la salud. Sin embargo, mientras que el islam prohíbe la ingesta
de bebidas alcohólicas, tras la expulsión del Estado Islámico de la ciudad
iraquí de Bashiqa a mediados de febrero de 2017, la cerveza ha vuelto a sus mercados.
El islamismo radical prohíbe el
consumo de alcohol y de tabaco, pero estas medidas no son meramente morales
sino que bajo el Estado Islámico el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco
se convierte en un delito.
CERVEZA, VINO Y SALUD
Nutricionalmente, no es lo mismo
tomar vino o cerveza que otras bebidas alcohólicas como, por ejemplo, es el
caso del ron o de los licores, que contienen generalmente un alto porcentaje de
alcohol, el cual resulta nocivo para el cuerpo cuando es tomado en exceso, además
de contener solo calorías vacías que no aportan ningún nutriente esencial a
nuestro organismo.
Por tal motivo, tanto la cerveza
como el vino, por sus propiedades, podrían ser incluidos como medicamentos en
los mercados refractarios como el islámico. Por ejemplo, en el caso del vino,
éste aporta beneficios al corazón en tanto sea bebido con moderación (como
máximo una copa de vino al día mientras no sea contraindicado), que además
incluye polifenoles (antioxidantes que previenen enfermedades cardiovasculares
y aparición del cáncer), y también mejora la artritis y reduce la hipertensión,
siendo útil para combatir el alto colesterol, mejorando la circulación
sanguínea en el cerebro y aumentando a la vez niveles de estrógeno. Estas
propiedades resultan de ser observado el vino no como una bebida sino como un
medicamento, que incluso podría ser recetado por los profesionales. Algo
similar sucede con la cerveza.